lunes, 13 de septiembre de 2010

Carta de La Arquitecta Soledad Nores

Córdoba, 28 de Abril de 2009

Colegio de Escribanos de la Provincia de Córdoba
Togo Díaz, Constructor de puentes


Buenas tardes

Antes que nada quiero agradecerles por invitarme a participar de este encuentro. En palabras de Monseñor Estanislao Karlic, “Un encuentro es un acontecimiento que vale por sí mismo, un instante que no vuelve, y que lo vivimos llenándolo con amor y compromiso. Un instante que tiene el valor de su verdad, de su amor y de su libertad. Un encuentro es un hecho providencial por el cual Dios conduce a sus hijos a la verdad del misterio de comunión, que es nuestro destino y hacia el cual debemos crecer como hacia nuestra plenitud”.

Estamos acá reunidos en torno a una celebración especial, y estar re-unidos equivale a estar nuevamente unidos con un objetivo común. Hoy nos convoca un nuevo aniversario del Colegio de Escribanos de Córdoba. Y todos juntos, escribanos, arquitectos, familiares, intentaremos dar fe de conocimiento de una persona especialmente querida por nosotros, al Togo, trayéndolo al corazón de esta celebración.

Sigo pensando que expresarlo al Togo en una nota es, como decía San Agustín al hablar de Dios, pretender meter al mar en un baldecito de playa. Imposible.

Heidegger nos dejaba respecto al concepto del ser una relación intrínseca del ser con el habitar y del habitar, con el construir.

Y desde esa perspectiva el Togo “es”, sigue siendo, porque, existe habitando y habita construyendo aún hoy entre nosotros.

José Ignacio. Un José con una inteligencia inquisitiva y despierta, de gran capacidad intuitiva, dispuesto a alcanzar las metas propuestas, que supo unir sensibilidad, imaginación y creatividad, armoniosamente, que fue siempre propenso a conocer y obrar el bien con rectitud, que habitó las formas de la cultura con fluidez, indagando constantemente nuevas respuestas de habitabilidad. Y un Ignacio de corazón encendido, desbordante de talento natural, metódico y organizado para concretar la expresión, siempre original, de sus ideas, que supo comprender y penetrar en las cosas aparentemente impenetrables, y que no aceptó imposiciones arbitrarias.

José Ignacio pudo armonizar sus potencias y dar de sí mismo lo mejor. Con todas sus fuerzas sensibles y espirituales canalizadas buscó resaltar todo cuanto encontró de noble, bello y justo en nuestra cultura y la cultura del mundo para alimentarnos con las más elaboradas obras, proyectadas y construidas con talento y con amor.

Quienes hemos tenido la gracia de recibir su padrinazgo profesional damos testimonio de su entrega generosa a la cultura, de su escucha atenta para ubicar las coordenadas de los lugares en los que le tocó intervenir, y de su mirada sana que lo llevó a ver al hombre integralmente.

Se dejó trabajar por las circunstancias de la vida que lo hicieron gozar y llorar con la misma intensidad. A ningún trago amargo le sacó el cuerpo y de cada circunstancia desfavorable sacó su mejor perla.

Su escritura, su palabra, es y será su obra, obra que lo defiende sin necesidad de grandes manifiestos teóricos.

Pensó sintiendo, sintió conociendo, conoció amando, y amando, pensó que la vida podía ser gozada en plenitud.

No se sentó a esperar que la arquitectura lo honrara sino que fue él mismo, quien con su obra, honró a la arquitectura, a la vida, al hombre, a la cultura, y a Dios.

Dialogó con la existencia en todas sus dimensiones, utilizó el recurso interrogativo, el de la pregunta, descubriendo en la materia sus posibilidades, y supo plasmar, tanto en el pequeño detalle como en la gran obra, la plenitud de su generosa contribución, rindiendo homenaje a la figura y al fondo indistintamente, sacando de ellos, como de un manantial inagotable, las fuerzas para seguir construyendo habitabilidad.

Como hijo predilecto del territorio cultural arquitectónico nos dejó frutos maduros, multiplicados y repartidos. Se entregó sin retaceos, convirtiéndose en dueño y señor de su territorio personal. Su característico buen humor reflejaba el conocimiento de sí mismo y era expresión de un corazón agradecido por los dones recibidos. ¿Cómo no habría de estar alegre si ya conocía la diferencia entre lo relativo y lo absoluto?

En la última nota que le hicieron al Togo en la Voz del Interior, en junio del 2008, en vísperas de su nombramiento como Doctor Honoris Causa de la Universidad Católica de Córdoba, la periodista Virginia Guevara, quien le hacía el reportaje, le preguntaba entre otras cosas “cuál de sus obras era la que él quería más”, y el Togo respondió: “la que estoy haciendo ahora” Con esta expresión el Togo manifestaba una vez más su amor por el presente. La conciencia que el tenía respecto a la importancia de lo cotidiano, del día a día, lo hacía vivir el presente con pasión. La pasión con la que vivía cada instante era su pan de cada día.

Y volviendo a esta expresión suya: “la que estoy haciendo ahora es la obra que más quiero” me pregunto cuál es la obra que el está haciendo ahora acá entre nosotros. Y no tengo dudas que es ésta, la de promover este encuentro, esta es la obra que el más quiere y la que hoy está haciendo entre nosotros.

Traigo de la memoria este último reportaje porque es allí en donde nos deja otra de sus grandes síntesis. Nos deja entre sus expresiones la marca de agua identificatoria de su pensamiento, (y los escribanos saben a qué me refiero porque conocen de la importancia de dejar asentada la autenticidad de una escritura), una marca que fue fácil identificar en la expresión que hace a continuación y en donde él se revela. Haciendo memoria de su quehacer arquitectónico vuelve a los comienzos y substrae la mejor síntesis que se puede hacer de su pensamiento. Es en ese primer proyecto, una casa de piedra, piedra fundamental de su arquitectura, una casa ubicada a orillas del lago, desde donde se sumerge al mundo de la arquitectura, proyecto que se constituye en la marca que puede translucirse en el resto, ya no sólo de su obra, sino de su vida toda. El, describe muy sintéticamente a esa obra como una composición lograda por la construcción de “dos cubos unidos por un puente”. En esta composición está la síntesis de lo que el entendió era la misión del arquitecto. Por un lado el respeto por la individualidad personal de las figuras que componen cada parte y por otro la afirmación que ellas, por sí solas, no constituyen la totalidad de la verdad. Dos formas acabadas, independientes, con identidad propia, que por sí solas no conformaban la totalidad en tanto y en cuanto no estuvieran unidas por un puente. Una síntesis que intuyó toda su vida y por la cuál el mismo se hizo puente para darle forma. No se trata de superponer, anular, diluir, mimetizar una parte en la otra sino unir sabiamente reconociendo que ambas partes son necesarias. Arrimar las existencias, hasta hacerlas una sola verdad.

Espacio público y espacio privado, figura y fondo, sol y sombra, lleno y vacío, hombre y mujer, cuerpo y espíritu, silencio y sonido, código de edificación y libertad creativa, ayer y mañana, tracción y compresión, noche y día, cal y canto, paisaje natural y paisaje construido, los opuestos, dimensiones contrarias de la existencia que respetados y exaltados cada uno en su valor particular constituyen un todo si nos atrevemos a construir un puente que los comunique y no una superposición que los anule. El Togo nos muestra, en una perfecta síntesis, que una obra es un complejo de realidades comprometidamente unidas que forman una verdad que es mucho más que la suma de las partes.

Con sólo dos de sus expresiones nos hace sentir que el está aquí ahora haciendo la obra que más quiere, unir dos realidades con un puente. Esto es mucho más que arquitectura, es mucho más que urbanismo, es mucho más que plástica; es la síntesis perfecta del hombre que se sabe llamado a ser un instrumento para unir existencias. Y digo a unir, porque unir no es dar una solución de compromiso sin carácter, ambigua, ni tampoco hacer una excesiva simplificación unilateral y parcial de la realidad, sino es dar una respuesta clara y firme, contundente y comprometida con las necesidades de los opuestos, sacando la verdad a la luz, y digo sacando la verdad a la luz y no la realidad porque entiendo que la verdad es mucho más que la realidad. El comprendió que era necesario sacar la verdad del campo de la abstracción y darle vida.

Yo me atrevo a decir que el Togo es pontífice, pontífice de la verdad, porque se hace puente entre entidades aparentemente opuestas para construir la unidad del todo.

La palabra pontífice viene del latín, pontifex y está formado por dos palabras de raíz latina: pons, "puente" + facere, "hacer", con un significado real de "constructor de puentes".

-¿Hasta cuando piensa seguir trabajando? fue la última pregunta que le hicieran al Togo en aquél reportaje.

–Hasta que me saquen el lápiz o me llamen de arriba contestó. Y Dios lo llamó de arriba con lápiz en mano, para que tome la posta en el desarrollo de nuevos proyectos.

Hoy nos hacemos todos nosotros escribanos por un rato y damos fe de conocimiento de esta persona tan especial, y aseguramos que quien hoy comparece ante nosotros con su pintura es quien dice ser: el Togo, y su obra se constituye en documento idóneo que justifica su identidad. Muchas gracias.

Soledad Nores



martes, 7 de septiembre de 2010

Reportaje Realizado Por el Dr. Daniel Enrique Butlow

DIAZ DE CORDOBA

Por el Dr. Daniel Enrique Butlow (*)

Su sobrenombre es idéntico al de una república africana poco conocida: Togo.
Sin embargo, las siluetas de sus 120 edificios de altura
son las líneas más comunes que unen la ciudad al cielo de Córdoba.
Almuerza con frecuencia en el restaurante que el mismo creó
-uno de los más elegantes de Córdoba- pero disfruta cuando se autodefine como un
arquitecto con los zapatos manchados de cal...

Faltan 15 minutos y decido caminar... cruzar la plaza. Una vez más vuelvo a recordar las escenas de 1975, cuando reemplacé mis blues jeans por ropa de fajina y combatí como soldado del Tercer Cuerpo de Ejército, aquí, en esta misma plaza de Córdoba, frente a la Catedral...

Ya no se escuchan tiros, ni se huele olor a pólvora y han desaparecido las bolsas de arena con que la policía provincial trataba de protegerse de la subversión en la época más dura que me tocó vivir.

Separando la plaza de la catedral y sobre el empedrado, vuelvo a mirar por enésima vez la proyección del templo que ha hecho Miguel Angel Roca. Últimamente me está gustando, estoy comprendiendo su significado, especialmente después de conversar con él muchas horas, mientras seleccionábamos a la reina de los estudiantes de arquitectura en el Congreso del año pasado en Jujuy ...
Tomo ahora una de las peatonales y mientras pasan a mi lado las elegantísimas galerías y shoppings de la nueva ciudad, llego al lugar de la cita; el estudio del arquitecto José Ignacio "Togo" Díaz.

Me muestra el estudio, la sala de computación. Me presenta a sus dibujantes quejándose de lo pequeño que es el gabinete, hasta que se lo comparo con el Aalto en Finlandia, y se sonroja venciendo su humildad. En unos minutos almorzaremos juntos y aunque sabe perfectamente cuál es mi plato y mi restaurante preferido de Córdoba, vuelve a preguntarme adonde quiero ir, obligándome a responderle como siempre a "Hamilton", que es el espléndido lugar que el creó y en el almuerza frecuentemente.

-Por qué te llaman "Togo"?
-Es un sobrenombre que me puso una tía cuando era chico y jamás me pude desprender de él. Cuando alguien me llama por mi nombre -por ejemplo algún compañero de colegio- apenas puedo darme cuenta de que me están hablando.

-Por qué usas tanto el ladrillo?
-El ladrillo es un material posible, en primer lugar. Se elabora en la ciudad misma, esto está probado en muchas ciudades... en Florencia por ejemplo. Es un material proporcionado a la economía del lugar, que da una cierta calidad sin ser el lujo que da el cristal templado, el acero, que tecnológica o económicamente no estamos preparados para hacerlo.

-Y las maderas ? ...que maderas estás usando?
-Yo utilizo en general las maderas de mayor difusión en la Argentina; el cedro, el peteriby, el incienso... es muy hermoso trabajar con maderas...

-Decime Togo... pero con honestidad, ¿que sentís almorzando en el restaurante que vos mismo hiciste?
-Bueno mirá... yo aquí me siento muy bien. Mi mujer me embroma y me dice que este es mi segundo hogar. Vengo con mucha frecuencia, generalmente a tomar café para cortar un poco con el estudio y hablar con mis amigos o aunque sea con el mozo y me siento muy bien. Este es un ámbito que he armado yo y generalmente cuando armo cosas, pienso en mí y en como me sentiría en él... esto está hecho a mi medida.

Llega el mozo con el pedido. El "Togo " dá instrucciones para su omelette y yo para mi pavita. Todo el mundo lo saluda y parece disfrutar su cálida arquitectura; ni hablar del "Comitente", el dueño del Hamilton, que enterado de nuestro almuerzo, viene a saludarnos y a decirme muy feliz, que ha sido él y este Restaurante los que le han dado fama de buen Arquitecto.

-Como imaginaste este lugar? Pudiste ver en tu mente a toda esta gente almorzando, charlando...
-Yo tengo bastante imaginación como para ver construído lo que proyecto en mi mente. También me pasó con los edificios y es por eso que rara vez me decepciona la obra una vez terminada. Creo que es más, porque generalmente la obra supera lo que había pensado. Hay una arquitectura en la que no creo que es la de la "dibujística", una arquitectura muy en boga entre nosotros, en la que los arquitectos se conforman con una representación gráfica en que la obra tiene una o dos facetas fotografiables. Uno de los problemas más difíciles de un diseñador, es la interrelación entre la cosa pensada y el salto hacia la realidad. Cambio muy poco el proyecto sobre la marcha. A mi me gusta estudiar el proyecto profundamente. Aunque la idea surja rápidamente y te la pueda expresar en una servilleta en este momento, el pulido y el estudio de esa idea llevan muchísimas horas de trabajo.

-Uno pasa hoy por Córdoba y vé tu obra en forma permanente. Mis amigos tienen oficinas en tus edificios, almorzamos en tu restaurante, vivimos en tu hotel, compramos en tus galerías. Te das cuenta de que estás haciendo Córdoba?

-Bueno, sería tonto que no lo reconociera porque eso es un hecho. Llevo realizados más de 120 edificios de altura, más de 200 casas grandes o sea de más de 250 metros, hoteles, shoppings. He hecho mucho.

Creo que no he hecho Córdoba, pero que gravité mucho, fundamentalmente por la gente que hoy sigue las ideas que he propuesto, que es lo más importante. Córdoba era muy anodina. Cuando yo comencé a trabajar, Córdoba no era una ciudad colonial, era muy ecléctica, muy diversa, había mucha inseguridad en los diseñadores. Hoy ya se identifica con el ladrillo...

-Con el ladrillo y con el gallito que has puesto sobre la veleta, no es cierto? Fijate que ya aparece inclusive hasta en los avisos de la Municipalidad de Córdoba o en la Dirección Provincial de Turismo. Como se te ocurrió eso de hacer un edificio y terminarlo con una veleta arriba?

-Me pareció que era una anécdota divertida. Realmente no hacía falta una veleta, pero quería recuperar algo del pasado. A mi me gusta recuperar en mi arquitectura las cosas del pasado, de nuestro pasado cercano, no del colonial. Nuestras ciudades están hechas del neoitaliano, de todo aquello que sucedió a partir de este siglo o fines del pasado como por ejemplo La Plata de Rocha. Nuestras ciudades son eso, salvo ejemplos muy específicos como... como Salta por ejemplo. Yo creo que mirar las veletas, o los pararrayos o las cúpulas es algo muy interesante... es como rescatar el pasado, pero con un sentido actual y moderno.

Seguimos conversando. Por sobre todo, estoy con un hombre muy sensible que además de trascender la simple esfera profesional para participar también en la promoción ha elevado enormemente el diseño arquitectónico y la imagen característica de una ciudad. Algunas soluciones concretas para los áticos que coronan los edificios reflejan un marcado interés por enriquecer un aspecto todavía algo olvidado en la arquitectura urbana como es la silueta, la línea que une la ciudad al cielo. ..

-Dejemos un poco la arquitectura de lado y háblame de vos. Yo te veo un tipo feliz, muy contento. Se te sale por cualquier lado que hacés lo que te gusta, lo que amás. Es así?

-Si es verdad, pero me disculpo permanentemente. Generalmente doy vueltas por la ciudad, mirando mis obras y creo que las veo con un sentido crítico que depende del momento emocional que estoy viviendo. A veces veo algo que hice y me arrepiento, pero lo que me importa es el balance y haciendo un balance te puedo decir que estoy conforme con lo que hecho, pero no tan conforme como para quedarme... cada obra nueva es un desafío y si me preguntás si voy a seguir con el ladrillo, te diría que no sé...

-En serio?

-Claro, lo del ladrillo tiene validez hoy. Tengo la mano de obra adecuada. La prefabricación por el momento es más lenta y más costosa. Yo aún sigo levantando edificios de ladrillo más rápido que los pocos ejemplos de prefabricación que se dan. Creo que la verdad radica en que aún hay buena mano de obra disponible... también creo que algún día esto se terminará y entonces habrá que ver como se logra armonía.

-Y como lográs armonía?

-Yo creo que todo pasa por la elección de determinadas formas, por la idea que tenés de la unidad, de la ciudad. Fundamentalmente a mi me interesa que los edificios no rompan con lo que tienen aliado. No hago obras objeto, pero me gusta que sean identificables .. que puedas decir por ejemplo "yo tengo un departamento en el edificio del gallito" y eso parte de lo que yo busco, que la gente sepa donde está, pero tampoco quiero que el edificio sea tan individual que no tenga nada que ver con el que tiene al lado. Yo busco la diversidad, pero con armonía...

-A mi me parece que has dado con el gusto de mucha gente que buscaba arquitectura y que no tenía quien se la diera. Te voy a contar un secreto de las calles de córdoba. Se dice por ejemplo que cuando un padre del interior del país viene a comprar un departamento para que su hijo estudiante viva 6 o 7 años, jamás se cuestiona adonde ir, va directamente a ver y a comprar los del Togo, es decir Díaz y Lozada ¿lo sabías?

Se ríe y aprovechamos para pedir el postre. Tomaremos café con ensalada de frutas y luego veremos una de sus obras en plena construcción.

-Cuál fue tu ídolo, tu modelo de arquitecto?

-Wright por supuesto. Desde los primeros años compraba toda la literatura posible sobre Wright. El ladrillo es tal vez por Wright... creo que mis primeras casas eran directamente copias de las de Wright, pero copiando también se aprende, pero eso no quiere decir que no admire a Aalto o a Le Corbusier que también me han inspirado. De los vivientes yo soy un admirador de Stirling por ejemplo, aunque no sea el arquitecto que esté más de moda. Hoy hay una gran confusión en la gente joven. Nosotros teníamos modelos más claros; simplificando te podría decir que podías ser wrightiano o corbusiano.

-Mira que tipo especial Wright. Cuando por primera vez se le presenta Jacobs como cliente, le hace una casa por 5.500 dólares. Años más tarde lo vuelve a buscar - ahora siendo rico- y le hace una casa fenomenal. Vos tendrías la misma capacidad para adecuarte ?

Yo procuro hacerlo. El arquitecto tiene que ser una persona muy ubicada, fundamentalmente para ubicarse en el bolsillo del usuario. Como arquitecto yo no tengo derecho a hipotecar a una persona. Muchas veces los arquitectos entusiasman tanto a la gente que después no pueden vivir la casa, sólo viven para pagarla. A mí me parece que es muy importante manejar racionalmente el dinero de los clientes y es más, aunque mi cliente sea muy rico voy a tratar de darle una solución económica a su proyecto. Si se puede hacer con dos pesos, la que por otro camino se hace por diez, yo la hago por dos... A mi me duelen las cartas blancas de los clientes... esa no es mi arquitectura.

-Cuál es el grado de libertad que te gusta para tus proyectos?

Yo hago casas para mis clientes. Creo que la peor que me puede pasar es que alguien me diga, "Haga la casa como quiera y donde quiera" no sabría de donde partir. Las casas sólo tienen sentido si se las piensa en función de sus habitantes. Las casas que no están hechas a medida de sus habitantes no son casas, son esculturas.

-Wright decía que nunca le hacía casas a la gente que no se lo merecía. Qué te parece eso ?

-Mirá, a lo mejor te lo digo hoy. .. pero te puedo asegurar que no hago casas que no siento. Hace un par de años me vino a ver un cliente para que le proyectara una muy importante casa aquí en Córdoba. Al tiempo, le entregué unas plantas y una fachada y me dijo que le gustaban mucho pero que en realidad la que él quería era una casa inglesa. Yo le dije que me perdonara pero que no la hacía. Le recomendé a tres jóvenes que habían pasado por mi estudio y ahora están todos muy contentos, inclusive el cliente y ojo... se trata de una casa de 800 metros...

-Te gusta Sullivan?

-Bueno, sin él Wright no hubiera existido. .. mejor dicho hubiera existido de otra forma. Yo no creo en los hombres que se han hecho solos. En algún momento de la vida siempre aparece al lado de uno alguien mágico que te toca y te va llevando.

-Te voy a contar algo. Cuando leí "Autobiografía de una idea", donde Sullivan cuenta sus primeros años, recién entendí por que razón era tan difícil ser un buen arquitecto. Allí me dí cuenta que además de diseñador, constructor, buen técnico, pintor. .. también había que ser un poeta y eso si es difícil.

-Por supuesto. Pero también cuenta la suerte. Una de las suertes es que se te cruce el cliente adecuado. También pienso que a la suerte uno puede ayudarla. ..

-Porque escribís tan poco. Es muy difícil conseguir algo sobre tus obras?

-Es que no me gusta. Soy muy individualista. Todo lo hago yo, hasta saco personalmente las fotos de mis edificios y luego las elijo. No te imaginas el trauma que tengo cuando presento mi arquitectura en alguna bienal o congreso. Además no me gusta repetir, porque me aburre y si digo lo mismo dos veces, ya ni siquiera me lo creo...

-Hace poco leí un librito de Alvar Aalto. Se llama "La humanización de la arquitectura ". Por desgracia escribió muy poco, pero allí leí algo muy lindo... dice, que todos los materiales que uno usa en una obra deben estar pensados en relación a la comodidad, a la suavidad que van a generar sobre el individuo. Aalto dice que jamás usaría caño para hacer una silla porque el caño se calienta con el sol o se enfría mucho con las bajas temperaturas y eso no es bueno para el hombre. Que te parece esto?

-Esa es una reflexión muy válida. Uno debe sentir el material y el material sugiere. Por eso es que muchas veces el detalle corrige la idea. Uno proyecta una idea global y necesariamente la tiene que imaginar en un determinado material.. por ejemplo y de entrada no es lo mismo imaginar una obra de ladrillo que de vidrio, porque ya desde el vamos las formas van obedeciendo a la decisión del material. En nuestras facultades marchan separados el profesor de Tecnología con la cátedra de Diseño... no puede ser que los chicos diseñen un edificio y una vez terminado pasen al profesor de estructuras para que les diga adonde van las columnas. Eso es una barbaridad. Vos imaginate que los arquitectos que hicieron el Partenón hubieran llamado a último momento al calculista para que les ubique las columnas... las columnas son la arquitectura. .. las columnas son el Partenón.

-Y hablando de arquitectura clásica, porque te parece a vos que el dios monoteísta tiene para sus templos la misma arquitectura que Zeus o Palas Atenea.

-No se si te puedo contestar eso. Yo creo que la tradición griega fue tan fuerte que a través de los romanos, nos trajeron la idea de lo que era un templo. Eso también pasó en la pintura. Miguel Angel pintó un dios que en realidad era Júpiter, que está castigando y mandando al infierno. .. esto parece explicar todo, no es cierto ? Había mucha sabiduría en los órdenes griegos. Hay leyes de ritmo, de equilibrio tan perfectas que es muy difícil despojarse de ellas; por ejemplo en la composición griega nunca hay una columna en eje, siempre hay un vano. Solo los persas tenían una columna en el centro y la decoraban fuertemente y era el centro de la composición.

Yo he llegado a poner una columna central, pero la tendencia natural no es ver una columna, sino un vano...

-Decime Togo, ya que hablás de los órdenes. Que te parecen esas palabras de Le Corbusier, cuando dice que si enseñara arquitectura comenzaría por prohibir los órdenes...

-No es correcto. Los órdenes deben ser superados, mejorados, no pueden prohibir- se. El mismo Le Corbusier también impuso un orden... solo que diferente... pero es lo mismo, era un orden al fin.

La reflexión me parece brillante. He hecho centenares de veces esta pregunta y nunca he tenido esta respuesta. Tal vez es el símbolo de la prudencia y de la madurez de este "Togo " tan querido y respetado por todos.
-Te voy a contar algo. Escribí un artículo sobre Speer, el arquitecto de Hitler; te lo voy a mandar ni bien se publique, pero antes Quiero que me digas algo sobre: él. Quiero saber como le cae esto a un arquitecto como vos
-Yo creo que un arquitecto puede ser juzgado por su ideología, cuando hablan los políticos. Este era un muy buen arquitecto. Lo han reconocido hasta sus enemigos de extrema izquierda. Como hombre estuvo al lado de esta bestia que era Hitler, pero como arquitecto, sin duda está entre los grandes. Yo hace mucho tiempo que ya no creo en malos y buenos y te repito, una cosa es juzgarlo como político y otra como arquitecto... -Y que te parece como arquitecto?

-Es una arquitectura fascista, grandilocuente, inspirada en los órdenes clásicos...

-Como el monumento a la bandera en Rosario, por ejemplo?

-Claro, por supuesto...

-O el monumento del Barón Visa a Miriam Steford camino a Alta Gracia.

-Pasé muchas veces pero nunca me detuve. Vos lo viste de cerca?

-Claro, tiene una base monumental -hecha por un ingeniero- y luego viene el ala pegada a esa base... ah... y en el fondo hay un monolito con el motor del avión que conducía, totalmente quemado.

-Vamos a otro tema. Te gusta Gropius?

-Mira, yo en Gropius admiró fundamentalmente al maestro. Una cosa es ser arquitecto y otra maestro. El ha formado muchos excelentes arquitectos y además también ha hecho su gran aporte arquitectónico. Gropius hace la primer fábrica que no parece una fábrica... el termina con la idea de la fábrica galpón.

-Y Mies, que te parece Mies?

Mies ha sido uno de los grandes arquitectos del siglo. Para mí es quien ha generado toda la nueva arquitectura norteamericana contemporánea. Todo el vidrio y el acero combinado, la perfilaría con vidrio que hoy usamos lo tiene a él como creador. ..

-Te voy a contar algo Togo, a vos que te gusta Wright. El dice en el "Futuro de la Arquitectura" que si los antiguos hubieran dispuesto del vidrio y el acero, no hubiera sido necesario inventar nada... nos limitaríamos a seguir copiando.

-Por supuesto, pero hay algo más... está el hormigón. Para mi ese es el gran aporte de este siglo. El hormigón es la gran libertad para el arquitecto.

-Sabés con quién estuve hace unos meses... con Niemeyer, en Río de Janeiro...

-Estuviste con Niemeyer ?

-Sí. Fui a aprender arquitectura legal... la arquitectura legal de las grandes ciudades.

-y cómo está?

-Está muy bien, muy joven... muy activo, Es realmente increíble todo lo que te transmite... que te parece Niemeyer?

-Allí tenés un claro ejemplo de un hombre que sigue al gran maestro, pero interpretándolo con su aporte personal. El gran aporte es la libertad formal que le da a la arquitectura moderna...

-Tenés razón. Yo había leído por allí - creo que en el libro de Lionello Puppi- que el había dicho que no le gustaban las líneas rectas, porque en su país todo eran curvas; las nubes, las olas del mar, las playas... en fin hasta las garotas ...

-Sí, pero podría no habérsele ocurrido. Lo que sucede es que el es un gran creador. Creo que es el gran maestro latinoamericano. Tal vez el más grande... Querés que te cuente mi anécdota personal con Niemeyer?

-Dale...

-Yo me casé y decidimos con mi mujer - que también es arquitecta- hacer una luna de miel arquitectónica. Nos fuimos a Brasilia hace 30 años. Viajamos en unos aviones que transportaban hasta ladrillos que eran de la famosa NOVAPAC. Yo llevaba una carta del decano de Córdoba y con mis 33 años llegamos a Brasilia, donde estaba todo en obra, salvo el Palacio de la Alborada.

Yo pregunté dónde se lo podía ver a Niemeyer y me dijeron que fuera a las viviendas obreras donde vivía con sus colaboradores. Tomamos un ómnibus -parecía el Far West y nos llenábamos de tierra roja- llegamos hasta una casita y de pronto me lo veo y empieza a venir hacia nosotros. Le dijimos quienes éramos y enseguida con gran amabilidad nos ametralló con preguntas sobre Frondizi, que era un «cuco» para la época. El lo respetaba. Nos prometió pasarnos a buscar al día siguiente, por el hotel donde nosotros vivíamos que había sido hecho por él. Imaginate lo que era para nosotros que el constructor de Brasilia pasara a buscarnos.

Al día siguiente -como buen latinoamericano llegó una hora más tarde de lo previsto- pasó a buscarnos junto con un ayudante y nos empezó a mostrar su obra con una humildad increíble. Recuerdo que hasta nos preguntaba "Ven... es la cúpula del parlamento... no sé con que revestirla... ustedes que pondrían". Nosotros no podíamos creerlo y se nos trababa la lengua al contestar... pero él era muy tímido y tampoco se atrevía a mirarnos de frente... recuerdo que también nos llevó a la oficina de dibujo que era muy chiquita... creo que no tenía más de 6 mesas.

Nos dió una carta para su mujer -que me parece la tengo perdida- en la que decía "Concepcao: deja a mis amigos ver la casa".

-Pero entonces vos ibas a Río?

-Claro, y Concepcao era su mujer. Cuando fuimos, la mujer no estaba pero estaba el jardinero y nos la mostró. Nos pareció maravillosa...

-A vos te va a gustar un librito que acabo de comprar en la Junta de Andalucía. Se llama "Las Razones de la Nueva Arquitectura " y es de Lucio Costa.

-En serio... yo no sabía sobre nada escrito por él

-Es chiquito pero muy jugoso. Recuerdo un artículo escrito en 1934 donde dice que de poco sirve hablar a la razón, no sólo porque ninguna atención se le prestará a quien no grite, sino porque el que solamente escucha, se arriesga a ser abucheado. Cuanta fuerza no?

-Y, la misma que puso en toda su obra... También conocí a otro lindo personaje... que no sé que habrá sido de la vida de él, que fue Sergio Bernardez.

El visitaba las obras en un auto de carrera. Era un tipo simpatiquísimo, pero no pudimos ver bien las obras, porque teníamos miedo de matarnos.

Brasil ha dado muy buenos arquitectos, pero lamentablemente no han tenido continuidad. Hoy en día la arquitectura de Brasil, en gran parte no es buena...Yo te diría que Artigas... es el último gran arquitecto de Brasil...

Te voy a contar algo, ya que hablaste de Lucio Costa. Yo estuve unos minutos con él en Río, pero estaba muy ocupado. Una cosa que siempre me impactó es eso de que soñó con un gran pájaro con sus alas y allí se inspiró para el trazado de Brasilia. ..

-Y vos que pensás de Brasilia?

-Y que querés que te diga? Realmente a las luces del urbanismo de hoy, es absurdo pensar que las formas de un pájaro puedan generar el trazado de una ciudad. El trazado de una ciudad es un estudio de líneas de resistencia, de abastecimiento; de equilibrio habitacional. Hoy Brasilia es una gran ciudad, pero en su momento fue un fracaso y además le costó a Brasil su economía...

-Bueno, al fin y al cabo fue mejor que lo de Viedma?

-Claro, eso ya es un disparate. El proyecto es tal, que si se construye así es inundable todo...

Hablamos sobre Viedma, ciudad a la que visité hace un par de años. Le cuento todo lo que ví y se horroriza, especialmente por la posibilidad de que fuera reflotado el proyecto en caso de un repentino cambio de gobierno. Me cuenta cuentos cordobeses, algunos.. relacionados con sus obras de arquitectura, por ejemplo aquel en que a un chango le preguntan "Y vos donde vivís... y contesta...viste Hamilton... Bueno, en frente pero al 5000".
(Esto significa a unas 50 cuadras de pleno centro ).

-Cuál es tu mensaje para los jóvenes, para los chicos y las chicas que se están iniciando?

-La gente joven debe entender que nunca fue fácil. La gente suele decirme que en mis tiempos todo era distinto. Yo te voy a contar solamente una para que se entienda: mi primer estudio fue una sociedad con ingenieros. Yo siempre me asocié con ingenieros porque siempre odié ir a los bancos y hacer la parte comercial. Alquilamos un estudio y lo pudimos mantener sólo un año. En ese año, lo único que entró fue una mensura judicial que no la pudimos cobrar nunca y una estación de servicio que jamás se hizo. Aún recuerdo que durante la mensura yo tenía el jalón y los ingenieros me gritaban... che Togo... más a la izquierda. .. Al año cerramos el estudio, sin que hubiéramos hecho nada...

-Me dijeron que también estás pintando; es verdad?

-Mirá, a mi siempre me gustó el dibujo. Hace 12 años empecé a hacer unos paisajes. .. para mí. .. se entiende. Hace unos 2 años entré a un taller de pintura y me metí en la abstracción, en el acrílico, en la gran dimensión. Hoy acabo de comprar telas de 1,40 por 1,40 que voy a pintar en mi casa de Villa Allende. Lo sorprendente es que la gente compra mis pinturas y eso me dá mucha energía para seguir creando... No te parece increíble???

Viniendo del Togo ya nada me parece increíble, porque supongo que mucha gente querrá tenerlo en casa al menos como pintor si es que no puede disfrutarlo como arquitecto.

Al finalizar el almuerzo aún me esperan algunas sorpresas al visitar algunas de sus obras en plena ejecución y conocer su trato con los obreros de la construcción, capataces y contratistas y el dominio de una dirección de obra ejercida en cada uno de los centímetros del emprendimiento con solvencia, conocimiento y amor. ..Profundo amor. ..

(*) Abogado y Profesor titular honorario de arquitectura e ingeniería legal.

ARQUITECTURA LEGAL
SEGÚN BUTLOW

Dr. Daniel E. Butlow - Dr. Ricardo A. Butlow
Dra. Luciana Butlow – Dra. Estefanía Butlow
Abogados U.B.A.
Guido 1551, 1º Piso - Ciudad de Buenos Aires, Argentina
Telefax: (54 11) 4816-1914 (líneas rotativas)

BIOGRAFIA

Nacio en Córdoba el 22 de Abril de 1.927, Hijo de Don Jose Ignacio Díaz y de Doña Susana Martinez. Curso sus primeros estudios en el Colegio Nacional del Monserrat.
Casado con Sara Beatriz (Betty) Yadarola, tambien Arquitecta quien lo acompaño en las buenas y en las malas durante sus casi 50 años de matrimonio y como suele decirse, detras de todo Gran Hombre, existe una Gran Mujer.
Tuvo cuatro hijos, Maria Soledad, la mayor, tambien Arquitecta, Jose Ignacio, Rodrigo y Gonzalo, los cuales nacidos entre cal y ladrillos, se dedican actualmente a la Arquitectura, construccion e inmobiliaria.


Título demorado
José Ignacio "Togo" Díaz obtuvo su título de arquitecto en la Universidad Nacional de Córdoba en 1959. Dice que no fue un ejemplo como estudiante: trabajó siempre y tardó 12 años en graduarse.


Arquitecto infatigable
Diseñó casas mucho antes de recibirse. Desde los ‘60 su tarea como arquitecto –y también constructor– incluyó unos 170 edificios, la inmensa mayoría de ladrillo a la vista. Unos 150 están en el Centro y Nueva Córdoba. También lleva diseñadas unas 400 casas.



Carrera docente
En los períodos 1959/1972 y 2002/2007  fue profesor en la Facultad de Arquitectura de la Universidad Católica de Córdoba (UCC). Entre 1969 y 1972 también fue decano de esa casa de estudios. Profesor Titular de la Cátedra Arquitectura I y II de la Universidad Católica de Córdoba, 1966. Decano de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Católica de Córdoba, 1969-1971. Profesor de Tesis de la Universidad Católica de Córdoba, 1973. Profesor de Arquitectura I y II de la Universidad Católica de Córdoba, 2002 y 2009. Fue profesor emérito y doctor honoris causa de la UCC.



Reconocimiento. Su obra arquitectónica fue expuesta y publicada en libros y revistas especializadas de Estados Unidos, España, Colombia, Italia, Portugal, Suecia, Noruega, Brasil, Chile y Argentina. Ha publicado obras en libros, en numerosas revistas de arquitectura, periódicos nacionales y extranjeros.



Lluvia de premios
 Entre muchos, sobresalen el Konex (1992), el de Arquitecto constructor más destacado de América (1994, Federación Panamericana de Arquitectos), el de la Academia Nacional de Bellas Artes (2007).



Premios obtenidos: Premio otorgado por la Academia Internacional de Sofía Bulgaria en la Bienal Internacional de Arquitectura, 1989; Medalla de Honor al arquitecto empresario más destacado de América, 1994.



Pinceles. Los últimos 20 años, desarrolló una amplia obra pictórica en la que predominan las acuarelas. Realizó numerosas muestras.








Edificio "Escalonado" La Cañada y Bv. San Juan
Uno de los hitos de EL TOGO edificio mas dibujado por los estudiantes de los primeros años por la perspectiva que forma su escalonamiento